domingo, 26 de diciembre de 2010

Infinito.#

Estaba nerviosa sólo sintiendo que una débil venda blanca envolvía mis ojos y me impedía ver lo que me tenías preparado. Agarraba tu mano con fuerza anhelando que llegase el momento en el que tus dedos rozasen mis sonrojadas mejillas y me dejaran libertad para ver tu exhibición. Notaba bajo mis pies un camino de madera que crujía y el viento chocaba contra mí despeinándome pero todo aquello en una agradable compañía. Seguía ciega pero ya me estabas encantando.
Entonces tus dedos se deslizaron por mis mejillas y desataron ese horrible muro que me impedía deleitarme contigo. Entonces lo vi todo, o nada, depende. Un azul plagado de magia se presentaba ante mis ojos tímido y a la vez excitante y exótico. Agarraste mi mano pero a penas la pude sentir ya que estaba envuelta completamente en una magia de la que pocos pueden disfrutar. Entonces cerré los ojos y respiré el olor a menta de tu colonia. Sonreí y me abrazaste por la espalda, reconfortándome, protegiéndome; haciéndolo todo una promesa muda de tu amor.
-Una vez me pediste que te lo regalara...-susurró contra mi oído.
- ¿El qué? -intenté que concretase mientras el olor de la sal se mezclaba con la menta.
-El infinito. - murmuró y su aliento chocó contra mi oreja en una sensación muy satisfactoria. Alzó su dedo índice, señalando el horizonte del mar y un destello de sol chocó contra su dedo anular haciendo que brillase nuestro anillo, una expresión material de lo que sentíamos. -Todo tuyo. -noté como sonreía.
-Todo nuestro...-compartí, poniéndome frente a él.
Podía haberle dicho muchas cosas en ese momento, cosas preciosas; pero las guardé en una sonrisa, como todo aquello, como nuestro amor: Infinito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario