lunes, 27 de diciembre de 2010

El amor.

Dicen que el amor se va, de la misma forma en que se van las personas, los amigos, las buenas y las malas rachas. El amor se esfuma, y lo hace poco a poco, no quiere que nos demos cuenta de cómo sus pasos se alejan de nosotros, quiere que no se le oiga caminar desde lejos. Pero cuando uno está enamorado, cuando uno ama, quiere, muere por ver a otra persona, se da cuenta de todo ello por muy cegada que esté.
Se da cuenta que la pasión ya no es la que era, esos besos y ese amor desenfrenado en cualquier lugar a cualquier hora desaparece. Que el decir “te quiero” se convierte en rutina, en un mero saludo, en una mera palabra. Los besos son puramente un protocolo a seguir, un “hola” y un “adiós” al final del día, el deseo hacía la otra persona desvanece, simplemente se convierte en cómplice de momentos íntimos o a veces ni eso. Y cuando uno está enamorado y no recibe todo ese afecto su corazón muere por dentro, e intenta volver a esos viejos pasos de antaño, quiere volver a enamorar, a quererse querer, a amar, a vivir noches de pasión, de juegos, de miradas que hablan… cuando el amor desvanece y sólo lo hace en una parte de dos, siempre hay quien muere por dentro y quien vive haciendo morir.

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